Carlos Henrique Casemiro es el ladrón del fútbol español, en el mejor sentido de la palabra. El brasileño ha sido el futbolista que más balones ha recuperado por partido a lo largo de temporada. En total, el jugador del Real Madrid ha arrebatado a sus rivales 9,2 pelotas por partido. El segundo es Kondogbia con 8,7, mientras que Gabriel Paulista es tercero con un registro de 8,4. Aunque hay quien asegura que esta no ha sido la mejor temporada del madridista, en su principal cometido ha vuelto a ser el mejor y un jugador clave para que los hombres de Carlo Ancelotti terminasen ganando la Liga con una solvencia impresionante.
Casemiro descansa tras vivir una temporada histórica en la que ha ganado su quinta Champions. El brasileño se está tomando un merecido descanso, pero sin dejar de mirar el futuro. La próxima temporada será un reto para él y toda la plantilla de Ancelotti. El Real Madrid tiene por delante seis competiciones y un calendario frenético en el que tratará de volver a competir por todo.
Para la próxima temporada Casemiro tendrá un compañero de posición tras el fichaje de Aurélien Tchouamén. Tal y como contó OKDIARIO, el brasileño, lejos de ver la llegada del mediocentro francés como una amenaza para su posición, lo hace como una oportunidad de mejorar y de subir el nivel de la plantilla. Por fin, tendrá un recambio de garantías, ya que hasta este momento su posición era la única que no estaba doblada. Case es plenamente consciente de que por delante viene una temporada tremendamente exigente para todos.
El futuro de Casemiro pasa por el Real Madrid. El pasado año renovó hasta 2025 y su intención es cumplir el contrato. Con 30 años, cuando finalice su contrato se podrá examinar, hacer balance y dentro de tres años decidir si está para seguir al máximo nivel, si cambia de aires o si cuelga las botas de blanco.
Casemiro, en casi una década de blanco, se ha convertido en un madridista más que entiende como pocos lo que significa el Real Madrid. Un ejemplo dentro y fuera del campo al que el club le ve como un futuro capitán. En las malas da la cara, en las buenas suele asumir el papel de actor secundario, alejado de los focos, y se esmera en que los jóvenes caminen por la senda correcta. Para Rodrygo y Vinicius es un hermano mayor y un espejo en el que mirarse.